
Descripción general
Las tierras áridas, a veces llamadas zonas secas, pueden parecer bastante vacías a primera vista. Sin embargo, los desiertos y las estepas arbustivas (praderas de baja precipitación) distan mucho de ser estériles y, de hecho, pueden rebosar de vida. Cualquier especie que crezca o viva en estos entornos debe estar adaptada a una vida de condiciones extremas, sobre todo en el desierto, donde soporta temperaturas diurnas abrasadoras, noches gélidas y largos periodos de tiempo sin agua.
A pesar de las dificultades de la vida en el desierto, muchas especies de aves han hecho de estos hábitats su hogar durante al menos una parte del año.
Descripción del hábitat
Los hábitats desérticos se caracterizan por la escasez de precipitaciones: reciben apenas 25 centímetros de lluvia al año. La mayoría son calurosos durante el día, con temperaturas que a menudo superan los 38 grados Celsius, y extremadamente secos. Esta sequedad dificulta la retención del calor cerca del suelo, por lo que las temperaturas nocturnas pueden descender por debajo del punto de congelación. Estos cambios bruscos y extremos de temperatura pueden causar estragos en las rocas, provocando fracturas y derrumbes, un proceso que se ha repetido durante millones de años y que ha dado como resultado un paisaje de arena y polvo. La escasa agua que existe en los desiertos suele provenir de acuíferos subterráneos.
Los hábitats de matorral estepario son igualmente secos, pero reciben y retienen suficiente humedad para que prospere una cubierta de hierbas y arbustos. Al igual que en los desiertos, los árboles rara vez crecen aquí (el término “estepa” proviene del ruso y se refiere a una llanura herbosa). El suelo de los matorral estepario es criptobiótico, compuesto por cianobacterias, líquenes, algas, microhongos y otros elementos que lo enriquecen, ayudan a retener el agua y favorecen el crecimiento de las plantas.
Galería
Variaciones del hábitat
Desiertos subtropicales
Los desiertos más calurosos del planeta se encuentran en la zona subtropical y son los que la mayoría de la gente entiende por desiertos. Los desiertos subtropicales, como el desierto de Chihuahua, tienen veranos abrasadores e inviernos más fríos con escasas precipitaciones. Cuando llueve, suele ser en forma de aguaceros intensos.
Desiertos costeros
Los desiertos costeros, como el de Atacama en Chile, se ubican en los límites occidentales de las masas continentales. La dirección de los vientos costeros impide que la humedad llegue a estos desiertos, convirtiéndolos en algunos de los más áridos del mundo. Presentan inviernos fríos y veranos cálidos.
Desiertos fríos de invierno
Los desiertos de inviernos fríos, como el Gran Desierto de la Cuenca en el oeste de Estados Unidos, experimentan veranos secos. En invierno, las temperaturas descienden drásticamente y la zona recibe nieve, que constituye la mayor parte de las precipitaciones anuales.
Amenazas para las tierras áridas y las aves
Cambio climático
Incluso los desiertos tienen sus límites en cuanto al calor. El aumento de las temperaturas está ejerciendo presión sobre la biocrustra (capas de microorganismos que sustentan gran parte de la vida en los desiertos y las estepas arbustivas) y acabando con la vegetación. En los desiertos, las tormentas de arena y polvo son cada vez más frecuentes, al igual que los incendios forestales incontrolados. Los cambios en los patrones climáticos están provocando sequías prolongadas e interrupciones en las precipitaciones.
Pérdida y fragmentación del hábitat
Los desiertos se están convirtiendo en terrenos cada vez más codiciados, pero esto conlleva un alto coste para la biodiversidad. Vivir en el desierto requiere la construcción de carreteras, sistemas de agua y otras infraestructuras que desplazan a la fauna silvestre, degradan el hábitat y reducen la conectividad entre los ecosistemas. En los entornos de matorral estepario, el sobrepastoreo puede provocar erosión del suelo, y el desarrollo de actividades energéticas, especialmente la extracción de petróleo y gas, fragmenta el territorio.
Actividades humanas
Cuando las personas se asientan en hábitats desérticos y de matorral, compiten por recursos escasos, como el agua. En los entornos desérticos, el desarrollo ha provocado la desviación de fuentes de agua hacia zonas habitadas, lo que dificulta aún más el acceso a un recurso ya de por sí limitado. Otras actividades, como la conducción todoterreno, pueden ser perjudiciales para los hábitats sensibles.
Especies invasoras
En los ecosistemas de matorral estepario, la proliferación de plantas invasoras como el pasto invasor y las plantas rodadoras compite con las plantas nativas por nutrientes y agua, a menudo tienen poco valor nutricional para la fauna silvestre autóctona y pueden contribuir a la alteración de los ciclos de incendios. Si bien históricamente los hábitats de matorral estepario han experimentado incendios periódicos beneficiosos para la flora, la sobreabundancia de tallos secos de plantas muertas no nativas constituye un material inflamable para incendios potencialmente peligrosos.
Esfuerzos de conservación
Soluciones
Ver todas las soluciones
Asociaciones
Establecemos alianzas transfronterizas para desarrollar e implementar planes de conservación respaldados por la ciencia que conserven el hábitat, restauren los procesos del ecosistema y mejoren el hábitat para las aves y las personas.
Esfuerzos de conservación
Las tierras áridas son vitales para las aves. Gracias a nuestro riguroso trabajo científico y a la colaboración con propietarios de tierras comprometidos, nuestros esfuerzos de conservación han logrado salvar más de 10 millones de acres para las aves.
Aves de hábitats áridos
Las tierras áridas son el hogar de aves con increíbles adaptaciones a entornos extremos. Descubre las especies que sobreviven en estos hábitats agrestes.






